Amor propio
Cuando nos amamos primero a nosotros, la vida se torna maravillosa. La puedo enfrentar de una manera completamente diferente, estoy mejor parado para los retos que la vida me presente, no dependo de lo que dice el otro, mis decisiones son desde el corazón, desde lo que realmente quiero. No hago las cosas por complacer a otro. La aprobación de los demás se basa en sus propias ideas sobre lo que vale la pena, lo que se ve bien, lo que es Amor, como debe ser un matrimonio, el significado del dinero, etc..y eso no tiene por qué ser lo que tú de verdad piensas. Recuerda: “No vemos las cosas como son, sino como somos nosotros”. No cambies la realidad externa, cambia tú y todo a tu alrededor cambiará. No intentes que otros vean las cosas como tú, es energía perdida. Trabaja en ti, en tus creencias, en tu interior y todo se reflejará en tu realidad. Todos somos una expresión de este Amor. Es nuestra verdadera naturaleza. Nos pertenece por derecho Divino. Cuando te amas a ti mismo, logras percibir que el Universo (Dios, la Vida, la Fuente) también te ama, que no estás solo, siempre hay asistencia divina para ti. Conforme adoptamos la identidad de un ser separado (ego, al nacer), hay un cambio en nosotros. Nos sentimos cohibidos frente a un espejo, no nos gustan las miradas de otros. O anhelamos recibir atención, o la evitamos. Tomamos un desvío y nos salimos del amor para entrar en el temor. Nos empezamos a juzgar a nosotros mismos y perdemos de vista que somos un ser de luz divino. Empiezo a verme llena de juicios: y ese no es mi verdadero yo divino. Todo lo perfecto que somos y que alguna vez vimos en nosotros, sigue ahí, pero se ha distorsionado, se ha ido olvidando, producto de nuestros propios juicios. Podemos recuperar nuestra conexión divina en el momento en que dejamos de juzgarnos, pero lamentablemente juzgar y juzgarnos se ha convertido en un hábito, en la normalidad, con la que nos identificamos. Creemos que juzgar es ver, cuando es exactamente lo contrario: solo puedes ver cuando dejas de juzgar y de juzgarte. Todo esto se debe en gran parte porque el mensaje familiar fue: no merezco ser amado por lo que soy ,por diferentes razones: debías ganarte el ser amado con buenas notas, comiendo todo, siendo educado. Pero la realidad de nuestro ser es que somos dignos de ser amados siempre, y tal cual somos, estas es la verdad más pura, para todo el mundo, no importa la condición, país, religión, sexo........ es que el amor nos pertenece por derecho divino, somos el amor, estamos hechos de amor. El amor es mucho más que un sentimiento, una emoción: el amor es nuestra verdadera naturaleza, es nuestro ADN espiritual, nuestra consciencia del alma.